Nos visitó la muerte
un día de repente,
llevándose consigo
alguna de mi gente.
Y un crujir de llantos
paseó por la azotea
y llena de quebrantos
ilumino una tea.
Encima de los pasos
que daba aquel abuelo,
iba marcada el alma
del papa más bueno.
Cantaba con su risa
amaba con su ejemplo
se lo llevo la nada,
un día para el cielo
Y nos quedamos solos,
sin vida sin ejemplo
y nos quedamos mudos,
sin voces con lamentos.
Te recordamos todos…
con ese gran respeto
te amamos en la distancia
padre querido, abuelo.
Nos queda la esperanza
de vernos en el cielo,
para cantar tu risa
Padre querido, abuelo
Alejandro Abreu, in memoriam.
Por Carlos Banks
[…] Origen: Papa Alejandro […]
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