“¡Señor, tu no existes!Te pedí tu protección para él. Que me lo cuidaras. Eso te pedí. Pero tú te ocupas más de las almas. Y lo que yo quiero de él es su cuerpo. Desnudo y caliente de amor; hirviendo de deseos; estrujando el temblor de mis senos y de mis brazos. Mi cuerpo transparente suspendido del suyo. Mi cuerpo liviano sostenido y suelto a sus fuerzas. ¿Qué haré ahora con mis labios sin su boca para llenarlos? ¿Qué haré de mis adoloridos labios?”.
Pedro Páramo
Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
Me gustaMe gusta