“Reza”, dicen. “Ya verás que Dios solucionará todo”, prometen. Pero, ¿Qué pasa cuando no sucede nada? ¿Qué hay con las millones de almas que le rogaron a Dios por un milagro, por salvar una vida, por un pedazo de comida y nunca recibieron respuesta? Algunos dicen que ahora reciben recompensa por su dolor. El frío y soledad que vivieron ahora es insignificante gracias al calor que ofrece estar al lado del padre en el mundo que los acogió…
Lo cierto es que no hay prueba de que exista un lugar donde todos sus dolores serán sanados y su vida de angustia tendrá una continuación feliz. Al pensar eso, es inevitable perder un poco la fe; la ilusión de un ente divino protector desaparece lentamente.