Me fumo una caja de cigarros para no cortarme la yugular

nicotina-poema

Karla Naranja nos lleva por su retozo de letras  y nos dice que a veces, la muerte también puede diluirse entre versos y bocanadas de tabaco en el umbral del amor. A continuación te compartimos un poema inspirado en aquella sensación nihilista que taladra tu mente por las noches y la incertidumbre que producen los amores mal correspondidos.

La insana nicotina

Me fumo una caja de cigarros

para no cortarme la yugular;

al fin y al cabo es lo mismo:

la muerte, eventualmente llegará.

El color rojo… lo amo

pero no tengo tiempo para morir;

la libreta de tareas no ha sido terminada,

por ahora no puedo sucumbir.
Quiero protegerte

antes de irme,

no me dejaste quererte

pero no quiero herirte.

poema-nicotina
Quiero herirme yo,

morir y renacer.

No aquí, no contigo,

a menos que quieras volver.

Sólo espero que no sea

demasiado tarde,

moriré como sea, donde quiera;

hoy, mañana, pasado, eventualmente…

Fumo y bebo hoy…

falleceré algún día;

no sé cómo, no sé cuándo,

no me roba el sueño pensarlo.

Nunca tocaste mi cuerpo,

nunca poseíste mi mente,

pero me robaste el aliento

matándome de repente.

La muerte es un placer de dioses,

la muerte lenta es la mejor;

con mi humo marchito las flores

muertas desde que tus labios pronunciaron

– “¿más? ya no”.
El humo no basta… ni para mi, ni para ellas,

por eso hago cortes

en mi piel que desangra

en flores que se amargan.

El corazón bombeó,

de ahí la hemorragia,

para librarme de ti, de mí…

de la sangre que no te di.

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