ES POSIBLE ATAR A UNA MUJER CON LA ESCRITURA?

Gypsy Rose Lee, 1941.jpg


No sabía si alguna vez iba a volver a pasar.
Es que estuve mucho tiempo fuera.
Algunas cosas
algunos encuentros
me hicieron de remolque
me sacaron del pantano
y de ahí
al desierto
caminando en círculos
inventando el día.
 
Nada de eso estuvo mal, nada
ni las noches dormidas sin sueño
ni las 4 comidas sin hambre
ni el sexo imprevisto, de apuro
 
Solamente es que no sabía
si iba a volver a pasar.
No sabía si iba a tener que acostumbrarme a ese andar
sin la letra enroscada al tobillo
sin el abrigo cálido de la lectura ascendente
que empieza como un fueguito inerme
dubitativo
hasta la llamarada
que lo consume todo.
 
Insisto:
no sabía
y tampoco quise armar una espera
lo dejé todo librado
espantosamente librado
a que fueran los pasos
el pie
que cae en  la trampa
el grito frente a la mordedura
silenciosa
insidiosa
insigne.
 
Ahora que volvió el veneno
ahora que las horas cuentan por párrafo
ahora que los libros esperan
vuelvo a moverme
despacio
por todas las antesalas del mundo
 
Tengo tiempo
mucho tiempo
camino el día empapelada
lista para prenderme fuego
 
De nuevo ahí.
 
Hasta el amor
o la lectura.

 

Siempre.



 

 

No sabía si alguna vez iba a volver a pasar.

Es que estuve mucho tiempo fuera.

Algunas cosas

algunos encuentros

me hicieron de remolque

me sacaron del pantano

y de ahí

al desierto

caminando en círculos

inventando el día.

 

 

Nada de eso estuvo mal, nada

ni las noches dormidas sin sueño

ni las 4 comidas sin hambre

ni el sexo imprevisto, de apuro

 

 

Solamente es que no sabía

si iba a volver a pasar.

No sabía si iba a tener que acostumbrarme a ese andar

sin la letra enroscada al tobillo

sin el abrigo cálido de la lectura ascendente

que empieza como un fueguito inerme

dubitativo

hasta la llamarada

que lo consume todo.

 

 

Insisto:

no sabía

y tampoco quise armar una espera

lo dejé todo librado

espantosamente librado

a que fueran los pasos

el pie

que cae en la trampa

el grito frente a la mordedura

silenciosa

insidiosa

insigne.

 

 

Ahora que volvió el veneno

ahora que las horas cuentan por párrafo

ahora que los libros esperan

vuelvo a moverme

despacio

por todas las antesalas del mundo

 

 

Tengo tiempo

mucho tiempo

camino el día empapelada

lista para prenderme fuego

 

 

De nuevo ahí.

 

 

Hasta el amor

o la lectura.

 

Siempre.

 

 

No sabía si alguna vez iba a volver a pasar.

Es que estuve mucho tiempo fuera.

Algunas cosas

algunos encuentros

me hicieron de remolque

me sacaron del pantano

y de ahí

al desierto

caminando en círculos

inventando el día.

 

 

Nada de eso estuvo mal, nada

ni las noches dormidas sin sueño

ni las 4 comidas sin hambre

ni el sexo imprevisto, de apuro

 

 

Solamente es que no sabía

si iba a volver a pasar.

No sabía si iba a tener que acostumbrarme a ese andar

sin la letra enroscada al tobillo

sin el abrigo cálido de la lectura ascendente

que empieza como un fueguito inerme

dubitativo

hasta la llamarada

que lo consume todo.

 

 

Insisto:

no sabía

y tampoco quise armar una espera

lo dejé todo librado

espantosamente librado

a que fueran los pasos

el pie

que cae en la trampa

el grito frente a la mordedura

silenciosa

insidiosa

insigne.

 

 

Ahora que volvió el veneno

ahora que las horas cuentan por párrafo

ahora que los libros esperan

vuelvo a moverme

despacio

por todas las antesalas del mundo

 

 

Tengo tiempo

mucho tiempo

camino el día empapelada

lista para prenderme fuego

 

 

De nuevo ahí.

 

 

Hasta el amor

o la lectura.

 

Siempre.


No sabía si alguna vez iba a volver a pasar.
Es que estuve mucho tiempo fuera.
Algunas cosas
algunos encuentros
me hicieron de remolque
me sacaron del pantano
y de ahí
al desierto
caminando en círculos
inventando el día.
 
Nada de eso estuvo mal, nada
ni las noches dormidas sin sueño
ni las 4 comidas sin hambre
ni el sexo imprevisto, de apuro
 
Solamente es que no sabía
si iba a volver a pasar.
No sabía si iba a tener que acostumbrarme a ese andar
sin la letra enroscada al tobillo
sin el abrigo cálido de la lectura ascendente
que empieza como un fueguito inerme
dubitativo
hasta la llamarada
que lo consume todo.
 
Insisto:
no sabía
y tampoco quise armar una espera
lo dejé todo librado
espantosamente librado
a que fueran los pasos
el pie
que cae en  la trampa
el grito frente a la mordedura
silenciosa
insidiosa
insigne.
 
Ahora que volvió el veneno
ahora que las horas cuentan por párrafo
ahora que los libros esperan
vuelvo a moverme
despacio
por todas las antesalas del mundo
 
Tengo tiempo
mucho tiempo
camino el día empapelada
lista para prenderme fuego
 
De nuevo ahí.
 
Hasta el amor
o la lectura.

 

Siempre.



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