Celebro la vida mía en el recuerdo de mi madre, MamaNieves, por un instante al despertarme este 11 de abril casi a las 5.45 aeme y cuando el tenue rayo de sol que entra por mi ventana reverbera en mis ojos y encandila mi mirar mientras una lagrima se disipa y camina hasta el suelo tibio. Empiezo a caminar descalzo, llenándome de hermosos recuerdos de mi vida.
Se que mi padre me llamara a las seis aeme, justo antes del tierno abrazo de mis hijos, que me aman por lo que soy y a pesar de lo que soy. Le beso la frente a Alexa y le brillan sus ojos negros. Le pido que me cante una canción con su voz de ángel que tanto me gusta. !Cantame YESTERDAY, Alexita! A Claudia Sophia le entrego aquel gran abrazo y me dice que me quiere tanto, tanto. Y sus ojos se llenan con esa alegría y ese amor que nunca se le acaba. A Carlos Alejandro, en cambio. ya casi no puedo abarcarlo en un abrazo, ha crecido hasta el cielo, pero me pierdo en su pecho y estrechamos puños en señal de nuestro código de amistad infinita. De un amor filial para siempre. Recuerdo cuando a cada uno lo dormía en mi pecho, tendido boca arriba sobre las camas, me los colocaba entre la barbilla y mi cintura y ellos se dormían mansamente con la música de mis latidos. Y nos quedábamos dormidos hasta que el día se fuera con sus problemas y se quedara esa quietud y toda la esperanza.
Quizás eso prefiero hoy, echar una siesta, soñar con mi madre que me abraza y me hace creer que podre lograrlo todo en la vida. Visitar a mi padre, que de seguro me espera y jugar en su contra el ajedrez que alguna vez me enseñara y celebrar al final, a pesar de mi victoria sobre el, al compás de sendas copas de whiskey sin hielo ni sodas, como le gusta a el, en su vieja costumbre de un hombre de la peninsula Samana, al noroeste de la Isla de Santo Domingo. Espero abrazar sus 84 eneros en algún momento de hoy. Se que el también desea celebrar los 53 abriles míos. Así celebraría la vida que tengo.
En algún momento me llamaran amigos de infancia, por mi apodo de niño, y sonreiremos eternamente con los infantiles recuerdos de aquellos momentos inolvidables vividos en las aulas o en los juegos en el patio del colegio, cuando yo era Tito el mejor jugador de basket del colegio y el mas rapido y el mas callado. Se que ya no volverán esos tiempos, pero se que conservamos amorosamente aquellos recuerdos en nuestras memorias imborrables.
Se que en la llamada de mi padre, con voz entrecortada, expresará su inmenso amor por mi y en mi emoción al escucharle se hará reciproco ese inmenso afecto. Se que me ama eternamente. Y en ese amor va este compromiso por no defraudarle nunca, mi Viejo. Seguir la ruta de su ejemplo de laboriosidad honesta, de ser ejemplo para los hijos y la sociedad y de siempre ser luz en el camino de la vida. Yo no me olvido de su ejemplo, Padre, yo no me olvido de su amor a la familia y su entrega y sacrificios.
Algún alumno mio, en algún olvidado chat me recordara y sabre que esta teniendo éxito en la vida, podría incluso referirme mi exigente disciplina para con el y los demás de la clase, como norma repetida. Y que probablemente, fui una inspiración para el, quizás para otros también. Con eso quisiera celebrar la vida que me llega hoy. el instante en que vivo, el segundo en que respiro.
Me abstraigo en el sorbo de café frente a la ventana y pienso en lo feliz que estaría la abuela Aurora si no se hubiera ido a los cielos hace mas de 10 años y viviera conmigo. Tendría 108 años y se que cada día amaría la vida como lo hago yo al pensarla en este día de mis días. Beber café con ella era una delicia, sobretodo por su azucarada sonrisa de abuela apoyadora y sus intensos ojos azules que me protegían. Tardes de charlas con la abuela a las dos pe eme, ella en su mecedora y yo tratando de leer a Neruda o Benedetti mientras ella parafraseaba las enseñanzas de la vida y ambos recordamos a mi MamaNieves, su hija querida, que nos mira desde hace mas de veinte agostos desde algún lugar del universo
Probablemente uno que otro de mis hermanos de sangre se recuerde y me envíe un texto que reviva nuestra hermandad imperecedera y se que estoy presente en su mente y sus corazones. Se que recibiré una llamada desde larga distancia y escuchare la firme voz del hermano menor a quien no abrazo desde hace quince años, pero que siempre me honra con sus llamadas, cualquier dia y en cualquier instante. Este año me subo en el avión a visitar. Se que los cinco me adoran por lo que soy y saben que los amo con todas mis fuerzas y locura. Que llevar la misma sangre es un decoro, que ellos son mi norte y mi tesoro.
Hoy me llamara aquel amigo que hace tiempo no veo, a quien hace mucho no le dedico mi tiempo, ni el a mi, pero que sabemos que cual ocupa un espacio predilecto en lo mas profundo de cada ser bajo el lema de la fidelidad infinita de una amistad construida sobre la base de la hermandad y el respeto mutuo y a sabiendas de que la vida nos transporta a miles de destino, no obstante a ello, nada ni nadie rompe el lazo indestructible de aquella amistad de antaño, genuina, transparente, necesaria.
Quizás me siente frente al mar y moje mis pies descalzos en la orilla y camine por las infinita arena buscando la suave calidez de mi propia bondad y de mi propia vida. Quizás espere el beso de la mujer amada como esperaba el de mi madre, para resurgir y ganar todas las batallas.
Así quisiera celebrar la vida. Vacio de todo pero lleno de mis verdades.
Quizás allí, vuelva a darme cuenta de lo poco que dura la vida y de lo pequeño que somos y de lo intrascendente que es el ego. Quizás en el vaivén de las olas despida mis angustias y retome la vida y la esperanza de un mañana. Quizás en un momento de la mar en calma, se calme este corazón rebosante de jubilo y eleve una mirada buscando alivio en el vuelo de las gaviotas allá en los cielos.
Quizás con el borrarse de las huellas con el beso del mar, recuerde que no somos para siempre, pero que a cada instante, así, como las mismas olas se mantienen en su constancia de ser, así mismo, este que soy, un ser lleno de vida, se haga eterno en el recuerdo de a quienes amo y a quienes amé en esta corta vida…
Así que espero que hoy, en mi natalicio, te llegue mi genuino amor y mi paz y que conserves este sentimiento mientras vivas. Que viva la vida, que sepamos apreciarla y vivirla en armonía y llenos de gozo y a plenitud. Gracias por estar en mi universo.
Me acerco a la amada y le suspiro: despierta amor, es mi cumpleańos, déjame celebrarlo contigo, Ven, celebremos mi vida.
Feliz cumpleaños para mi mismo.
11/04/1965 -11/04/2018