Nuestra época se entrega al demonio de la velocidad y por eso se olvida tan fácilmente a sí misma (…) nuestra época está obsesionada por el deseo de olvidar y, para realizar ese deseo, se entrega al demonio de la velocidad; acelera el paso porque quiere que comprendamos que ya no desea que la recordemos: que está harta de sí misma, asqueada de sí misma; que quiere apagar la peligrosa llamita de la memoria.
a través de Reflexiones Milan Kundera