Tus ojos
deliciosos
en su bella
negrura.
Tus labios
infinitos:
de apasionantes
curvaturas.
Tus dedos
que se abrazan
a los míos.
Tu corazón
y mis suspiros.
El tiempo
se enredo en el
viento.
Y permanece
lo sublime.
Ahora duermo profundamente
y mis sueños piensan en ti.
Quizás
no despierte jamas,
quizás,
esto sea mi fin.
Entonces,
preciso la vida
si llega
este aroma de ti.
Carlos Banks