Quisiera
ser un loco
para tener razón.

Acercarme
a la esquizofrenia
de no ser yo.

Soñarme
con la realidad
mientras vivo
una psicodelia
en susurros.

Y que mi habitación
se llene
de agua de mar
y beberme
la perdición de
la razón.

Me ahogo en mi yo.

Sentarme a orillas
de la baranda
de cada puente
y que la gente crea
que saltare.

Pesado peso inerte
en caída libre.

Pero siento tu sombra
mirándome
y venzo a Newton
y no caigo.

Sigo flotando en el atardecer.

Iré por la vida
pidiendo el amor
a mujeres suicidadas
que me miran desde lejos.

Besare a las palomas
que cada día
recogen migajas
del camino
y comeré con ellas,
si me invitan.

Ahora camino descalzo
y me lleno de agua,
no se si es la lluvia
si es el mar
o si lloro
mi locura.

Total irrealidad,
incomprensible instante
de razón.

No se que día es
ni que año
transcurre ante mis ojos.

Es el instante
del instante.

Y si me quedo sentado
por días
y horas
y meses
y soy la estatua
de David,
o la de Kant
a las 4pm exactamente?

Dejare pasar
la realidad
que va tan
de prisa
en los afanes diarios.
Incluso le pasa al tiempo
como una flecha
lanzada por Ulises

Acaso estoy en Itaca?

El tiempo no muere
ni descansa,
como el aire.
Se esconde
en mis venas
como un reloj de arena,

Escozor:
en los ojos,
en la piel,
en la vida
en mi sol.

Bailo
en danza pervertida,
desnudo,
en dos gotas de lluvia
con humo.

He matado la luna
en mi locura.

De pronto,
con luto en mis ojos,
hay razón
en mi día
y me llegan las aves
y los soles
y la noche
y la rebeldía.

Y reniego del día
y me creo bien cuerdo
y dichoso
y tranquilo
y vivaz.

Carlo Banks