La madrugada en el eclipse de tus ojos negros.

Mas susurros
en mis ojos,
y
mis noches
no pueden dormir.

Mi habitación
se llena de agua de mar.

Hay
un te quiero
flotando
en el borde
de la cama
y barcos
agarrados a
mis brazos.

Entonces
suicido un susurro
para que nazca
un territorio
donde atraques.

Este olor a sales
y a mantequillas,
este aroma de tu aliento
en mi cuerpo y
en el
ocre color
de paredes que bailan
las canciones de Draco Rosa.

Beso los ojos oscuros
de tus noches
y dejo atrás
el alba y el plenilunio.

Me voy en la barca
tras Ulises
le llevo un recado
de Penelope

Pero el va en tren
y yo ahora
cabalgo despacio
escondido en tu luna.

Prefiero retornar a ti
aunque no se Aquiles
ni Odiseo.

Entonces,
en la soledad escondida
tras mis ojos,
me quito los miedos
y sueño las mismas cosas
que sueñas tu:

Olas de mar
besando amores,
vaivén de peces
multicolores
baile de mariposas,
y ese arcoiris
color rosa
que no tiene fin.

Me apura la vida
y te imagino
tan llena de paz
y de luz.

En el cansancio
del potro cabalgado
y en el encalle
de la barca abandonada,
me dispongo
al viaje sobre la luna.

La madrugada
es solo una ocasión
para el eclipse
de tus ojos negros.

No hay aves
ni peces
ni azucenas blancas
ni versos
ni abrazos.

Yo solo,
buscando un camino.

Hay susurros
de
luciérnagas
en el infinito mar,
acarician
el cercano amanecer
que ha de llegar.

Hay un tintineo
de estrella en
mis pupilas
que intentan desaparecer…

Surge el día
y en un beso
y un susurro
te despierto.

Y me reverberan
dos versos
en mis retinas.

Es la hora
del tiempo y
de la vida.

Carlos Banks

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