Se escapan barcos
desde mis miradas
y
un ulular
de sirenas
me aturde
hacia el horizonte
de la tarde
que muere
sin aspiraciones.
Hay vagones vacíos
en los trenes
de todos los mundos
incluso
en el que
va hacia el manicomio
de mi sonrisa
de loco.
Un torbellino
le sugiere
una danza
a la hojarasca.
El mundo esta vacío
no oigo los poetas.
No hay peces
ni niños
ni risas
ni rimas
ni globos
huyendo
hacia el cielo.
No hay rutas
ni versos
ni trillos
ni puentes
ni libros
ni espejos.
La lluvia retenida
es un poema
que pide
explicaciones
a las nubes
que han perdido
su gris metafórico
por el tono blanco
de mis barbas ontológicas.
No hay permanencia.
Ni de besos
ni de tragos,
ni de bohemias
Ni de pasos
Tan solo de
este camino
apoético
que recorro en solitario
hacia el
PARNASO.
Carlos Banks