Mis ojos:

dos gotas,

espacio de mar…

Me diluyo en lagrimas

sobre blancas arenas,

con huellas pequeñas

que no trazo mas.

Soy pena y silencio

y  mis ojos convexos

se tornan en fuentes,

con agua de sal.

Hay un canto

de caracolas marinas.

Sendero

de penas vacías

que vienen y van

y dolores viejos

que callan mi hablar.

Agua salada

encerrada

al mirar.

Mis labios resecos

no pueden hablar.

Son dos mariposas

que vuelan perdidas

buscando un hogar,

cerquita del mar.

Pero no tengo olas.

Ni viento, ni paz.

Gaviotas de luto

llorando al nadar.

Lleno mis bolsillos

de piedra y metal.

Mis ojos acuosos

no pueden mirar,

esquivan

poemas

que vine a buscar,

al fondo infinito

y oscuro del mar

Caminos de algas

rutas de coral,

y fosforescentes

caballos de mar

recitan conmigo

el canto final…

Se unen las aguas,

el cielo, la paz

Ya no soy mar,

mi voz es antigua

de viento y de sal,

de viento y de sal.

Mi cuerpo esta inerte:

soledad.

Ahora,

ya el viento

intenta soplar…

llevando consigo

mi alma,

mi andar,

y unas caracolas

a orillas del mar.

No siento el silencio,

ni el viento,

al flotar,

tan solo este cielo

me hace callar.

La mar cubierta de libros,

de versos,

de afán…

un cuerpo dormido,

un sueño, fugaz?

Bajo la lampara

un poco mas,

el cuerpo se hunde,

cada vez mas

y me voy hacia allá,

en sueño dormido,

detras de Alfonsina

vestida de mar.

Carlos Banks (c) 2017